lunes, 20 de diciembre de 2010

Evita las catástrofes financieras

No permitas que un suceso inesperado ponga en riesgo tu estabilidad económica. ¿Tus mejores armas?, la previsión, el ahorro y los seguros.

Cuando Isabel perdió su empleo, las deudas invadieron a su familia. El ingreso de su esposo ya no era suficiente para pagar los gastos más importantes, como la escuela particular de sus dos hijos. Además, su marido había tenido un accidente automovilístico y necesitaba una operación de rodilla. Su recuperación sería lenta y, por si fuera poco, no contaba con prestaciones básicas para acceder a servicios de salud.

El problema de este matrimonio es que en sus 15 años de casados nunca se preocuparon por crear un fondo ni adquirieron un seguro que les permitiera superar situaciones inesperadas. ¿La consecuencia? De un día para otro, la familia Gutiérrez tuvo que cambiar radicalmente su estilo de vida.

La dura lección que Isabel aprendió es que, aunque no es posible predecir el futuro y evitar un imprevisto o accidente (como la pérdida del empleo, una enfermedad, divorcio, robos y hasta una catástrofe natural), podemos prepararnos para que su impacto económico sea menor. ¿Cómo hacerlo? El primer paso es prevenir.

“Cualquier persona que no lleve una adecuada administración de su propio riesgo tiene amplias probabilidades de sufrir un imprevisto”, señala Gerardo Aparicio Yacotu, catedrático de la Universidad Panamericana (UP) y especialista en Administración de Riesgos.

Y los números demuestran que millones de mexicanos podrían estar en el lugar de Isabel. De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en mayo de este año el desempleo subió un 5.1%, el índice más alto desde 1996. Y según la Secretaría de Salud, la falta de un seguro de gastos médicos provoca crisis económicas en dos millones de familias mexicanas al año.

Más vale prevenir…
Un imprevisto puede mermar significativamente el patrimonio de una familia e, incluso, llevarla a la ruina. Así que mide tus riesgos y trabaja en el diseño de un plan de protección. Lo primero es realizar un balance de tus finanzas, es decir, un análisis detallado de tus percepciones y tus gastos, con la finalidad de determinar tu capacidad de ahorro.

Utiliza la siguiente tabla y define cuánto ganas, cuánto gastas y cuánto puedes ahorrar.

¡Atención! Si al comenzar tu balance descubres que tienes deudas, no te detengas y continúa con la proyección financiera. En tu caso, deberás hacer un plan de reestructuración para poner un alto a tu situación de endeudamiento.

Algo muy importante: no te olvides de que tú, como individuo, también entras en la lista de gastos. “Tú eres tu mejor proveedor. No pierdas de vista cuánto cuestas y sobre todo recuerda que debes cuidarte”, sugiere el catedrático de la UP. Al realizar el balance de tus gastos personales, incluye estudios, capacitación, manutención, diversión y todo aquello que te genere un bienestar emocional.

Para planear no hace falta tener mucho dinero. Por el contrario, aunque tu ingreso no sea elevado, detecta tu capacidad de ahorro y oriéntalo a la prevención de riesgos. Los expertos aseguran que un 10% de tus ingresos es la cantidad adecuada para comenzar a ahorrar.


Para saber más: Evita las catástrofes financieras

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